Friday 18 May 2012

Sobre la existencia o ausencia de una filosofía de nuestra América

 Por Gustavo Iván López Ovalle


Lo importante y buscado no es la filosofía en Hispanoamérica
 sino la filosofía de Hispanoamérica
A.S.B.
 
Previo a responder si existe o no una filosofía de nuestra América es necesario plantear la relevancia histórica que contiene por sí misma la enunciación de la pregunta, esto implica, remitirnos a historizar el debate filosófico y la importancia en torno a él, así como la respuesta a la posibilidad de una filosofía auténtica en Latinoamérica. Si tomamos como punto de partida el trabajo ¿Existe una filosofía de nuestra América? de Augusto Salazar Bondy hay elementos claves a considerar para su lectura. El primero de ellos, es la fecha de publicación del texto en el año de 1968, fecha que no resulta ajena al cambiante y agitado escenario mundial de aquellos años, ubicando el texto en un punto de irrupción de una coyuntura mundial caracterizado por el preludio a la crisis estructural del capitalismo y también de su proyecto civilizatorio.
   Un segundo elemento es el uso de categorías fundamentales de análisis utilizadas por Salazar Bondy como subdesarrollo y dependencia, ya que ambas categorías encontrarán su madurez teórica en años posteriores, señalamos como ejemplo el texto Dialéctica de la dependencia1 de Ruy Mauro Marini publicado en 1973. Lo anterior indica que el texto de Salazar Bondy apuntaló la discusión sobre las implicaciones de la dependencia en el quehacer de la filosofía hispano-india pero a la vez le imprime limitaciones inherentes a la falta de rigor con que son utilizadas estas categorías, y es que el texto se limita a demostrar una relación básica de centro-periferia, siendo que la relación centro-periferia determina la posibilidad de una filosofía en nuestra América.

   Un tercer elemento se ubica en el debate central que se desarrolla en el texto con Leopoldo Zea y la posición respecto a la autenticidad de la filosofía hispanoamericana. Las fuentes a las que recurre Salazar Bondy corresponden a escritos de Zea realizados entre 1948-60 ubicándonos en el contexto mexicano de consolidación del desarrollismo como “modelo” asumido por la “familia revolucionaria”, es decir, como proyecto de políticas económicas del Estado. Por ello, el debate filosófico adquiere significado en torno a la legitimidad de la política emprendida y en última instancia a la legitimidad del Estado.

   Lo arriba señalado brinda elementos para ubicar las implicaciones, alcances y limites que tiene la existencia o ausencia de una filosofía de nuestra América en ese momento. Ahora bien, señalemos algunos temas que subyacen en la formulación de la pregunta.
   La diversidad de la unidad. América hispánica –que ampliaremos a Latinoamérica- se constituye como unidad cultural. No es menor afirmar que en esta región del mundo con amplia diversidad cultural es posible pensarla y teorizarla como una unidad cultural y como consecuencia de ese rasgo histórico se abre el potencial de su filosofía. Independientemente de la existencia o ausencia de una filosofía en nuestra América el estatus que adquiere la región al ser considerada como unidad tiende a justificar su estudio.

   La tendencia de la filosofía a su universalización o a abordar “problemas universales” sólo es posible en cuanto adquieren reconocimiento todas las regiones que constituyen nuestro mundo. Lo que problematiza la “universalidad” de la filosofía occidental en tanto incluye a otras regiones del mundo como objetos y las excluye como  sujetos de historia o en una versión osada, incluyendo las regiones como entes y excluyendo las regiones como Ser. Esto quiere decir que la relación del quehacer filosófico no puede entenderse como una relación maniquea y pasiva –ajena a contradicciones internas- y, si bien, se desarrolló un pensamiento “anti-moderno” fue en esta relación inclusión-exclusión que se fundó la modernidad.

   La existencia de un pensamiento mundial. Antesala a la existencia de una filosofía en nuestra América, es cuestionar ineludiblemente si este existe un pensamiento mundial y que tan “democrático” es o se asume como tal, por tanto, adquiere sentido cuestionarse que implica estar representado en un pensamiento mundial que ha sido resultado de la hegemonía occidental o la posibilidad de hacer y ser parte de un pensamiento mundial distinto a la relación dominante.

   Por otro lado, la exposición de Salazar Bondy es una revisión crítica de la institucionalización de la filosofía caracterizada por lo que él denomina como evoluciónparalela y con determinantes exógenos2. Es preciso señalar que se obvia un problema mayor, la relación entre Estado –como condensación de las relaciones de poder político- y filosofía. En cierta medida la institucionalización de la filosofía o su “normalización” corresponden a una forma de Estado, a un aparato de Estado definido, que encierra a su vez el problema de la legitimidad del Estado como fondo. Siendo burdos, la filosofía como forma y fondo de la legitimidad de Estado –no sólo pero si fundamentalmente del Estado- moderno en Latinoamérica-. 
   El potencial de una filosofía auténtica en nuestra América para Salazar Bondy reside en aprehender nuestra condición, su necesaria negación y afirmación ante la posibilidad de Ser como región. Lo anterior pasa por superar la condición de dependencia que ha constituido el devenir de nuestro tiempo. Aun siendo una “simple” solución su enunciación trae aparejado repercusiones en la historia de la filosofía, su interpretación y la necesaria refuncionalización del quehacer filosófico. Los horizontes que señala su condición inacabada y falta de Ser no presuponen eludir la posibilidad de su existencia sino su afirmación en cuanto a las relaciones históricas concretas en que se ha desenvuelto el pensamiento filosófico latinoamericano.

   Una última reflexión es la relevancia del debate en torno a la ausencia-potencialidad de una filosofía en nuestra América en el naciente siglo XXI. A falta de una revisión detallada de los avances por la construcción de una auténtica filosofía latinoamericana, el ascenso de la mundialización como “única” vía civilizatoria están hoy día claramente en crisis, más una alternativa consensuada tampoco se vislumbra próxima. Los aportes emanados de las resistencias populares –destacando el movimiento indígena- como opciones a la modernidad capitalista muestran nuevos escenarios, que, a la luz del debate iniciado por Salazar Bondy contienen un potencial para la superación de la condición dependiente y la posibilidad de un pensamiento auténtico.
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1 Ruy Mauro Marini en Dialéctica de la dependencia explicaba que la dependencia es “entendida como una relación de subordinación entre naciones formalmente independientes, en cuyo marco las relaciones de producción de las naciones subordinadas son modificadas o recreadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia”, en http://www.marini-escritos.unam.mx/004_dialectica_es.htm
Es importante contrastar la definición de Marini con la utilizada por Salazar Bondy porque si bien para Bondy existe una relación de subordinación histórica entre el centro y la periferia esta se constituye como una determinación exógena.


2 Salazar Bondy, Augusto, ¿Existe una filosofía de nuestra América?, Siglo XXI, México, 7ª reimp., 2011, p.26
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